viernes, 7 de septiembre de 2012

8 de Septiembre : Día de la Vida Consagrada

8 de septiembre: Día de la Vida Consagrada 

(en algunos países se celebra e 2 de Febrero)



Vocación al amor
Hablar de vida consagrada es hablar de amor, un amor en el que Dios elige y 
el otro amor es de la persona que abraza esa llamada, llegando a ser una 
comunión de corazones, tanto el de Dios como del hombre, de este modo, 
el hombre de amor único se convierte en el hombre de amor a todos, 
porque se ha posesionado de su corazón la Benevolencia que ama a 
todos y a todos acoge.

Este amor no se compara con otros amores ya que es totalmente pleno
 y trae un inmenso gozo en el corazón, permitiéndonos experimentar las 
promesas del evangelio. "Jesús respondió: "yo les aseguro que ninguno 
que haya dejado casa, esposa, hermanos, padres e hijos por el Reino 
de Dios, quedará sin que reciba mucho más en el tiempo presente y 
en el mundo venidero, la vida eterna".



Vocación divina

Porque es Dios en la trinidad quien invita a la persona a un seguimiento
 más de cerca y en el cual esta persona acepta libremente y por amor, 
a ser total y exclusivamente para Dios y para su Reino.
Este es un llamado a la perfecta imitación de Cristo que lleva a 
la comunión de Dios y la perfección en el amor. "yo soy el camino, 
la verdad y la vida. Nadie va al padre sino por mí."; es Jesús quien 
revela al consagrado el amor de padre creador y el camino que 
de seguir y es el Espíritu Santo quien suscita en la persona el deseo 
de una respuesta plena de consagración; además guía el crecimiento 
llevándolo a la madurez.




Llamado personal a la plenitud 

La vida consagrada es una vocación no una carrera, significa una
 llamada divina; Dios llama especialmente a algunos fieles a dicho 
estado, para que gocen de este don peculiar en la vida de la Iglesia 
y favorezcan su misión salvífica de acuerdo con el fin y el espíritu del 
instituto. En esta llamada la persona encuentra plenitud en el amor 
desarrollando sus capacidades, valores talentos, virtudes, en sí toda 
su integridad; frente a los ojos de Dios que le dice, "con amor eterno 
te he amado, por eso prolongare mi cariño hacia ti.
El consagrado responde como signo profético, escatológico que atrae 
a los hombres a la vida cristiana con un corazón grande "Amarás a Yavé 
tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tus fuerzas". 
Siempre reflexionando la realidad que le toca vivir. Como dice un santo: 
"Para mí, la vida consagrada significa algo así como tener los dos pies 
en la tierra, estar bien enraizados en la realidad. Tenemos los pies en
 el mundo, pero con horizontes amplios, sin techo alguno por encima 
de nuestras cabezas, sin muros que aprisionen.