miércoles, 27 de junio de 2012

Instrumentum Laboris sobre la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana.


Ofrecemos un fragmento del prefacio del cardenal Nicola Eterovic al Instrumentum Laboris para la XIII Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre "La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana".
Prefacio
“Auméntanos la fe” (Lc 17,5). Es la súplica de los Apóstoles al Señor Jesús al percibir que solamente en la fe, don de Dios, podían establecer una relación personal con Él y estar a la altura de la vocación de discípulos. El pedido era debido a la experiencia de los propios límites. No se sentían suficientemente fuertes para perdonar al hermano. La fe es indispensable también para realizar los signos de la presencia del Reino de Dios en el mundo. La higuera seca hasta las raíces sirve a Jesús para dar coraje a los discípulos: “Tened fe en Dios. Yo os aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’ y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá” (Mc 11,22-24). También el evangelista Mateo subraya la importancia de la fe para cumplir grandes obras. “Yo os aseguro: si tenéis fe y no vaciláis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que si aun decís, a este monte ‘Quítate y arrójate al mar’, así se hará” (Mt 21,21).
Algunas veces el Señor Jesús reprocha a “los Doce” porqué tienen poca fe. A la pregunta sobre porqué no han logrado expulsar al demonio, el Maestro responde: “Por vuestra poca fe” (Δια την όλιγοπιστίαν ύμών) (Mt 17,20). En el mar de Tiberíades, antes de calmar la tempestad, Jesús amonesta a los discípulos: “¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe? (όλιγόπιστοι) (Mt 8,26). Ellos deben entregarse confiadamente a Dios y a la providencia, y no preocuparse por los bienes materiales. “Pues si la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?” (Mt6,30); cf. Lc 12,28). Análoga actitud se repite antes de la multiplicación de los panes. Frente a la constatación de los discípulos de haber olvidado de tomar el pan al pasar a la otra orilla, el Señor Jesús dice: “Hombres de poca fe, ¿por qué estáis hablando entre vosotros de que no tenéis panes?¿Aún no comprendéis, ni os acordáis de los cinco panes de los cinco mil hombres, y cuántos canastos recogisteis?” (Mt 16,8-9).
En el Evangelio de Mateo la descripción de Jesús que camina sobre las aguas y llega hasta la barca donde están los apóstoles suscita una especial atención. Después de haber disipado en ellos el miedo, Jesús acoge la propuesta condicionada de Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas” (Mt 14,28). En un primer momento, Pedro camina sin dificultad sobre las aguas, acercándose hacia Jesús. “Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: ‘¡Señor, sálvame!’ ”. E inmediatamente Jesús “tendiendo la mano, le agarró y le dice: ‘Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?’ ” (Mt 14,30-31).Jesús y Pedro suben juntos a la barca y el viento amaina. Los discípulos, testigos de esta grande manifestación, se postran delante del Señor y hacen una profunda profesión de fe:“Verdaderamente eres Hijo de Dios” (Mt 14,33).
En la persona de Pedro es posible reconocer la actitud de muchos fieles, así como también la de enteras comunidades cristianas, sobre todo en los Países de antigua evangelización. Varias Iglesias particulares, en efecto, saben lo que significa no sólo el alejamiento de los fieles, a raíz de la poca fe, de la vida sacramental y de la praxis cristiana, sino incluso que algunos podrían ser contados en la categoría de los no creyentes (άπιστοι; cf. Mt 17,17; 13,58). Al mismo tiempo, no pocas Iglesias experimentan también, después de un primer entusiasmo, el cansancio, el miedo frente a situaciones bastante complejas del mundo actual. Como Pedro, temen el clima hostil, de tentaciones de diversas índoles, de desafíos que exceden sus fuerzas humanas. La salvación, tanto para Pedro como para los fieles, considerados personalmente y como miembros de la comunidad eclesial, proviene solamente del Señor Jesús. Sólo Él puede tender la mano y guiar hacia el lugar seguro en el camino de la fe.

Las breves reflexiones sobre la fe en los Evangelios nos ayudan a ilustrar el tema de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos: “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. La importancia de la fe en este contexto aparece reforzada por la decisión del Santo Padre Benedicto XVI de convocar al Año de la fe a comenzar del 11 de octubre de 2012, en el recuerdo del 50º aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II y del 20º aniversario de la publicación delCatecismo de la Iglesia Católica…

+Nikola EterovićArzobispo titular de Cibale
Secretario General del Sínodo de los Obispos
Vaticano, 27 de mayo de 2012
Solemnidad de Pentecostés
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