lunes, 26 de diciembre de 2011

Lectio Divina : Lunes 26 de Diciembre 2011 : Evangelio según San Mateo 10,17-22. : (Tiempo de Navidad - Ciclo B -)

 Lectio Divina : 
Lunes, 26 Diciembre, 2011
Evangelio según San Mateo 10,17-22.
(Tiempo de Navidad - Ciclo B -)
San Esteban, protomártir - Fiesta


1) Oración inicial
Dios nuestro, que concediste a san Esteban, protomártir, fortaleza para orar por sus verdugos, haz que, a imitación suya, sepamos perdonar de corazón a cuantos nos hayan ofendido o causado algún mal. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.

2) Lectura

Evangelio según San Mateo 10,17-22.
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.
A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,
porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.
Palabra del Señor

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3) Reflexión
• El contraste es grande. Ayer, día de Navidad, tuvimos el pesebre del recién nacido con el canto de los ángeles y la visita de los pastores. Hoy es la sangre derramada de Esteban, apedreado hasta la muerte, porque tuvo el valor de creer en la promesa expresada en la sencillez del pesebre. Esteban criticó la interpretación fundamentalista de la Ley de Dios y el monopolio del Templo. Por eso le mataron (Hechos 6,13-14).
• Hoy, en la fiesta de Esteban, primer mártir, la liturgia nos presenta un pasaje del evangelio de Mateo (Mt 10,17-22), sacado del así llamado Sermón de la Misión (Mt 10,5-42). En él Jesús advierte a sus discípulos diciendo que la fidelidad al evangelio conlleva dificultades y persecución: Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas”. Más para Jesús lo que importa en la persecución no es el lado doloroso del sufrimiento, más bien el lado positivo del testimonio:A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos”. La persecución es una oportunidad para dar testimonio de la Buena Nueva que Dios nos trae.
• Fue lo que aconteció con Esteban. El dio testimonio de su fe en Jesús hasta el último momento de su vida. En la hora de su muerte dijo: “Veo el cielo abierto; y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios” (Hechos 7,56). Y al caerse muerto bajo las piedras imitó a Jesús, gritando: “¡Señor, no les tengas en cuenta este pecado!” (Hechos 7,60; Lc 23,34).
• Jesús había dicho: “Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes”. Esta profecía se realizó también en Esteban. Sus adversarios “no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba” (Hechos 6,10). “Los miembros del sanedrín tuvieron la impresión de ver en su rostro el rostro de un ángel” (Hechos 6,15). Esteban hablaba “repleto de Espíritu Santo” (Hechos 7,55). Por esto, la rabia de los demás era tan grande y lo lincharon.
• Hoy también sucede lo mismo. En muchos lugares mucha gente es arrastrada ante los tribunales y sabe dar respuestas que superan en sabiduría las de sabios y entendidos (Lc 10,21).

4) Para la reflexión personal
• Poniéndote en la posición de Esteban: ¿has sufrido alguna vez por causa de tu fidelidad al Evangelio?
• La sencillez del pesebre y la dureza del martirio van a la par en la vida de Santos y Santas y en la vida de tantas personas que hoy son perseguidas hasta la muerte por causa de su fidelidad al evangelio. ¿Tú conoces de cerca personas así?

5) Oración final
En ti, Yahvé, me cobijo,
¡nunca quede defraudado!
¡Líbrame conforme a tu justicia,
tiende a mí tu oído, date prisa! (Sal 31,2-3)