sábado, 29 de octubre de 2011

Lectio Divina : Domingo 30 de Octubre 2011 : Evangelio según San Mateo Mateo 23,1-12. : (31ª Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A -)


Lectio Divina : 
Domingo, 30 Octubre, 2011
Evangelio según San Mateo Mateo 23,1-12. 
(31ª Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A -)
 
1. Oración inicial
Señor Jesús, envíanos tu Espíritu para que podamos leer tu Palabra libres de prejuicios, para que podamos meditar tu anuncio en su integridad y no fraccionariamente, para que podamos orar para crecer en la comunión contigo y con los hermanos. Para que podamos, finalmente, obrar, contemplando la realidad en la que vivimos cada día, con tus mismos sentimientos y tu misma misericordia. Tú que vives con el Padre y nos das el Amor. Amén.


2. Lectura

a) Introducción:
Este pasaje evangélico es el último que habla de las enseñanzas públicas de Jesús iniciadas con el Sermón de la Montaña (cc.5-7). Jesús se encuentra en Jerusalén, se está acercando el momento de su prendimiento, está teniendo duras controversias con las diversas categorías de personas: sumos sacerdotes, ancianos, herodianos, escribas, fariseos, etc. Jesús no está contestando la religiosidad judaica en cuanto tal, sino que pronuncia duras palabras sobre los intentos de algunos, jefes del pueblo sobre todo, de mezclar los auténticos valores con conductas incoherentes. El evangelista Mateo, en esta primera parte del capítulo 23, reportando estas palabras de Jesús, pone en guardia a las comunidades de los primeros cristianos para que no caigan en un estilo de vida incompatible con la fe en Él. En el fondo se percibe el conflicto entre la Iglesia naciente y la sinagoga.
Mateo 23,1-12


b) Una posible división del texto:
Mateo 23,1-7: Puesta en guardia de los que escuchan y denuncia de las conductas de los escribas y fariseos
Mateo 23, 8-12:
Recomendaciones a las comunidades de discípulos


c) Texto
Evangelio según San Mateo 23,1-12. 
 "Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés;
ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.
Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.
A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial.
No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Palabra del Señor
Continúa....▼
3. Momento de silencio
Para escuchar al Espíritu, hacer entrar la Palabra de Dios en el corazón e iluminar nuestra vida

4. Algunas preguntas
¿A quiénes están dirigidas las palabras de Jesús?
¿Quiénes son los interlocutores del evangelista Mateo?
¿Pueden convivir observancia e hipocresía?
¿Cuál es la novedad del mensaje de Jesús?

5. Meditación
Estas palabras de Jesús se presentan duras y polémicas. Intentemos meditarla con relación al primer discurso de Jesús, el de la Montaña, según la redacción de Mateo. Ellas entonces se convierten en un parangón entre el ideal de vida del discípulo de Cristo y las conductas que no corresponden a este ideal, evidentes en aquéllos que todavía están “bajo la ley”, diría Pablo. El discurso está dirigido a las gentes y en particular a los discípulos, no a los escribas y fariseos, al menos en esta primera parte del capítulo. Pues hay también muchos escribas “no lejos del reino de Dios” (Mt 12,34). Y hay muchos también que dicen y no hacen”.
La referencia a las enseñanzas de los escribas, que están sentados en la cátedra de Moisés”, era real en las sinagogas, pero tiene también una connotación simbólica, porque se convirtió en un signo de poder; así Jesús enseñaba estando sentado en la tierra (Mt 5,1). La relación de Jesús con la Ley se aclara en el Sermón de la Montaña, Él no ha venido para abolirla, sino para llevarla a cumplimiento (Mt 5,17-19), por lo que los mandamientos auténticos están para practicarlos: ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan..”. Pero Jesús añadía en el discurso anterior: “Yo les digo: si su justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos” (Mt 5,20). Seguía la auténtica interpretación de la Ley: “Han oído que se dijo...pero yo les digo” . Jesús supera la observancia formal de la ley (Mc 7,15), porque ha llegado el reino de Dios (Mt 4,17) y con su llegada el Amor está sobre la Ley. No basta ya recurrir a la Ley para justificar la validez de los actos culturales (el sábado, lavarse las manos), ni para imponer “cargas pesadas”; ahora todo debe hacer referencia al amor de Dios que es el único que confiere al obrar del hombre su último significado. Para los discípulos de Cristo son válidas las motivaciones interiores, las intenciones auténticas (Mt 6,22-23). Anunciando que el reino de Dios ya está aquí, Jesús ofrece un nuevo criterio de acción que no suprime a la Ley, sino que revela su sentido auténtico. El mandamiento del amor es el patrón de medida en la crítica de la Ley. ”Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados...Mi yugo es dulce y mi carga ligera” (Mt 11,28-30). Las “cargas pesadas son las prescripciones elaboradas por la tradición oral. Éstas pueden ayudar a la observancia de la Torah, pero también la pueden adulterar y suplantar con usos humanos.
La religiosidad puede ser motivo de exhibicionismo (vv.5-7) contrario a cuanto ha enseñado en el discurso de la montaña. “Guardaos de realizar vuestras buenas obras delante de los hombres” (Mt 6,1): la limosna (Mt 6,3) , la oración (Mt 6,5) el ayuno (Mt 6,16) que eran las obras buenas más frecuentes para un judío, deben ser hechas “en secreto” por el discípulo de Cristo, porque tienen como única motivación la adoración de Dios. Lo más importante para el discípulo no es el beneplácito social o el respeto humano, ni los títulos de honor, rabbi, sino ser “pobres en el espíritu” (Mt 5,3) porque todo, si está puesto en las manos de Dios y no tiene nada para sí, allí está el propio tesoro (Mt 6, 21), en el cielo. Esto conlleva persecución (Mt 5,10-11), más que aplausos y alabanzas (Mt 23,6-7). Dios es “Nuestro Padre” (Mt 6,9), ninguno puede interponerse a Él. Por esto el discípulo debe guardarse de dar algunos títulos: rabbí, maestro, padre, una importancia o poder que oscurezca el hecho de que uno sólo es el rabbí, padre, maestro y vosotros todos sois hermanos. Juan que bautizaba, cuando vio pasar al verdadero Maestro, envió sus discípulos a Él (Jn 1,35), el único Maestro, y no los retuvo consigo. La comunidad de Jesús es la que se haya delineada en las “Bienaventuranzas” con sus radicales exigencias Una comunidad de hermanos capaz de acoger a Dios que viene a salvar gratuitamente. Esta comunidad tiene su ideal en “el servicio” (Mt 20,28) del Hijo del Hombre modelo de la Iglesia. La autoridad del jefe pierde su atracción, no es ya un ideal, “El más grande entre ustedes sea su siervo” (conf. Mc 10,41-44; Jn 13), no se habla más de modelo jerárquico, sino de servir y rebajarse, “ pues quien se ensalza será humillado y quien se humilla será ensalzado”. En las palabras de Jesús hay mucho más que una polémica con los escribas y fariseos, mucha más que una exhortación a ser coherentes. Es un reclamo a la identidad misma de sus discípulos, a la novedad que ellos están llamados a testimoniar.

6. Oración
Oremos con el salmo 131
Mi corazón, Yahvé, no es engreído,
ni son mis ojos altaneros.
No doy vía libre a la grandeza,
ni a prodigios que me superan.

No, me mantengo en paz y silencio,
como niño en el regazo materno.
¡Mi deseo no supera al de un niño!

¡Espera, Israel, en Yahvé
desde ahora y por siempre!

7. Contemplación
Me has puesto en guardia, Señor, de un comportamiento hipócrita, que no refleja la novedad de vida que anima la comunidad de tus discípulos. ¡Cómo es fácil volver a colocar en el centro a nosotros mismos, aferrarse a las usanzas, a permanecer inmóbiles, escuchando tu Palabra! Sí, yo también estoy entre aquéllos que “dicen y no hacen”; tu Palabra me desasosiega. La búsqueda de signos exteriores, de alabanzas, de títulos y honores turba mis pensamientos y debilita la fraternidad. Como era pura de corazón tu Madre, María, sean así mis intenciones y conducta de modo que pueda construir una comunidad según tus sentimientos con tu misma compasión para con todos. Amén.