A finales del 1800, un comité de higiene de Hawaii había decidido que todo enfermo de lepra debía de pasar el resto de su vida en la isla de Molokai, alejados de sus familias, en una tierra de nadie donde imperaba solo la ley de la fuerza y de la muerte. Es allí donde por propia voluntad llega en una goleta el padre Damian van Veuster, sacerdote belga de la congregación de los Sagrados Corazones (canonizado el 11 de octubre de 2009). El sacerdote ha decidido dedicar todo su tiempo a la población leprosa de esta pequeña isla del archipiélago de Hawaii.