lunes, 27 de junio de 2011

Lectio Divina : Lunes 27 de Junio : Evangelio según Mateo 8,18-22. : (XIII Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A -)

Lectio Divina : 
Lunes, 27 Junio, 2011
Evangelio según Mateo 8,18-22. 
(XIII Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A -)
1) Oración inicial

Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor.



2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 8,18-22
Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: « Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.» Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.»
Palabra del Señor
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3) Reflexión

• Durante tres semanas, meditamos los capítulos de 5 a 8 del evangelio de Mateo. Dando secuencia a la meditación del capítulo 8, el evangelio de hoy presenta las condiciones del seguimiento de Jesús. Jesús decide ir para otra orilla del lago y una persona le pide seguirle (Mt 8,18-22).
• Mateo 8,18: Jesús manda pasar a la otra orilla del lago. Jesús había acogido y curado a todos los enfermos que la gente le había traído (Mt 8,16). Mucha gente se juntó a su alrededor. Viendo esa multitud, Jesús decidió ir para la otra orilla del lago. En el evangelio de Marcos, de donde Mateo saca gran parte de sus informaciones, el contexto es diferente. Jesús acababa de terminar el discurso de las parábolas (Mc 4,3-34) y dijo: “¡Vamos para el otro lado!” (Mc 4,35), y en el barco de donde había hecho el discurso (cf. Mc 4,1-2), los discípulos lo llevan a otro lado. De tan cansado que estaba, Jesús se durmió en la popa sobre el cojín. (Mc 4,38).
• Mateo 8,19: Un doctor de Ley quiere seguir a Jesús. En el momento en que Jesús decide atravesar el lago, un doctor de ley se acerca y dice: "Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.” Un texto paralelo de Lucas (Lc 9,57-62) trata el mismo asunto, pero de una forma algo distinta. Según Lucas, Jesús había decidido ir para Jerusalén donde iba ser condenado a muerte. Tomando rumbo hacia Jerusalén, entra en el territorio de Samaría (Lc 9,51-52), donde tres personas piden seguirle (Lc 9,57.59.61). En Mateo, que escribe para judíos convertidos, la persona que quiere seguir a Jesús es un doctor de la ley. Mateo acentúa el que es una autoridad de los judíos la que reconoce el valor de Jesús y que pide ser discípulo. En Lucas, que escribe para paganos convertidos, las personas que quieren seguir a Jesús son samaritanos. Lucas acentúa una apertura ecuménica de Jesús que acepta también a no judíos como discípulos.
• Mateo 8,20: La respuesta de Jesús al doctor de la Ley. La respuesta de Jesús es idéntica tanto en Mateo como en Lucas, y es una respuesta muy exigente que no deja dudas: "Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.” Quien quiere ser discípulo de Jesús tiene que saber lo que hace. Tiene que examinar las exigencias y calcular bien, antes de tomar una decisión (cf. Lc 14,28-32). “Del mismo modo, cualquiera de ustedes que no renuncia a todo lo que tiene, no puede ser discípulo mío” (Lc 14,33).
• Mateo 8,21: Un discípulo pide poder enterrar a su padre que ha fallecido. Alguien que era discípulo pide permiso para poder enterrar a su padre: "Señor. Déjame ir primero a enterrar a mi padre". Con otras palabras, pide a Jesús que remita a más tarde la travesía del lago, para después del entierro seguirlo. Enterrar a los padres era un deber sagrado de los hijos (cf Tb 4,3-4).
• Mateo 8,22: La respuesta de Jesús. De nuevo, la respuesta de Jesús es muy exigente. Jesús no aplaza su viaje para el otro lado del lago y dice a su discípulo: "Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos”. Cuando Elías llamó a Eliseo, dejó que Eliseo volviera a casa para despedirse de sus padres (1Reyes 19,20). Jesús es mucho más exigente. Para entender todo el alcance de la respuesta de Jesús conviene recordar que la expresión Deja que los muertos sepulten a sus muertos era un proverbio popular usado por la gente para significar que no hay que gastar energía en cosas que no tienen futuro y que no tienen nada que ver con la vida. Un proverbio así no puede tomarse al pie de la letra. Debe mirarse el objetivo con qué fue usado. Así que, aquí en nuestro caso, por medio del proverbio, Jesús acentúa la exigencia radical de la vida nueva a la que llama a las personas y que exige abandonarlo todo para poder seguir a Jesús. Describe las exigencias del seguimiento de Jesús.
Seguir a Jesús. Como los rabinos de la época, Jesús reúne a discípulos y discípulas. Todos ellos "siguen a Jesús". Seguir era el término que se usaba para indicar la relación entre el discípulo y el maestro. Para los primeros cristianos, Seguir a Jesús significaba tres cosas muy importantes, enlazadas entre sí:
a) Imitar el ejemplo del Maestro: Jesús era el modelo que había que imitar y re-crear en la vida del discípulo y de la discípula (Jo 13,13-15). La convivencia diaria permitía un confronto constante. En la "escuela de Jesús” se enseñaba sólo una única materia: el Reino, y este Reino se reconocía en la vida y en la práctica de Jesús.
b) Participar del destino del Maestro: Quien seguía a Jesús debía comprometerse con él a "estar con él en sus en sus pruebas" (Lc 22,28), inclusive en las persecuciones (Mt 10,24-25) y en la cruz (Lc 14,27). Tenía que estar dispuesto a morir con él (Jn 11,16).
c) Tener la vida de Jesús dentro de sí: Después de Pascua, a la luz de la resurrección, el seguimiento asume esta tercera dimensión: "Vivo, más no vivo yo, es Cristo que vive en mí" (Gl 2,20). Se trata de la dimensión mística del seguimiento, fruto de la acción del Espíritu. Los cristianos tratan de rehacer en sus vidas el camino que Jesús había recorrido, muriendo en defensa de la vida y resucitado por el poder de Dios (Fil 3,10-11).


4) Para la reflexión personal

• Ser discípulo, discípula, de Jesús. Seguir a Jesús. ¿Cómo estoy viviendo el seguimiento de Jesús?
• Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo tienen nido; pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza. ¿Cómo vivir hoy esta exigencia de Jesús?


5) Oración final

Los que lo miran quedarán radiantes,
no habrá sonrojo en sus semblantes.
Si grita el pobre, Yahvé lo escucha,
y lo salva de todas sus angustias. (Sal 34,6-7)