jueves, 3 de febrero de 2011

Lectio Divina : Viernes 4 de Febrero : Evangelio según San Marcos 6, 14-29 : (4ª Semana del Tiempo del Tiempo Ordinario - Ciclo A -)



Lectio Divina : 
Viernes, 4 Febrero, 2011
Evangelio según San Marcos 6, 14-29 
(4ª Semana del Tiempo del Tiempo Ordinario - Ciclo A -)


1) Oración
Señor: concédenos amarte con todo el corazón y que nuestro amor se extienda, también, a todos los hombres. Por nuestro Señor.

2) Lectura 
Del Evangelio según Marcos 6,14-29
El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por todas partes. Algunos decían: "Juan el Bautista ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos: 
Otros afirmaban: "Es Elías". Y otros: "Es un profeta como los antiguos". 
Pero Herodes, al oír todo esto, decía: "Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado". 
Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. 
Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano". 
Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, 
porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto. 
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. 
La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré". 
Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino". 
Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta. 
La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista". 
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. 
En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. 
El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre. 

Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Palabra del Señor
Continúa...

3) Reflexión
• El evangelio de hoy describe como Juan Bautista fue víctima de la corrupción y de la prepotencia del Gobierno de Herodes. Le mataron sin proceso, durante un banquete de Herodes con los grandes del reino. El texto trae mucha información sobre el tiempo en que Jesús vivía y sobre como los poderosos de la época ejercían el poder. Desde el comienzo del evangelio de Marcos todo queda como en un suspense. El había dicho: “Después que tomaron preso a Juan, Jesús fue a la provincia de Galilea y empezó a proclamar la Buena Nueva de Dios” (Mc 1,14). En el evangelio de hoy, casi de repente, nos enteramos de que Herodes había matado a Juan Bautista. Así, en la cabeza del lector surge la pregunta: “¿Y qué hará con Jesús? ¿Tendrá el mismo destino?” Además, al hacer un balance de las opiniones de la gente y de Herodes sobre Jesús, Marcos plantea otra pregunta: “¿Quién es Jesús?” Esta última pregunta va creciendo a lo largo del evangelio hasta recibir la respuesta definitiva por boca del centurión a los pies de la Cruz: "¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!" (Mc 15,39) 
• Marcos 6,14-16. ¿Quién es Jesús? El texto empieza exponiendo las opiniones de la gente y de Herodes sobre Jesús. Algunos asociaban a Jesús con Juan Bautista y con Elías. Otros lo identificaban como un Profeta, esto es, como alguien que hablaba en nombre de Dios, que tenía el valor de denunciar las injusticias de los poderosos y que sabía animar la esperanza de los pequeños. Las personas trataban de comprender a Jesús partiendo de las cosas que ellas mismas conocían, creían y esperaban. Trataban de enmarcarlo dentro de los criterios familiares del Antiguo Testamento con sus profecías y esperanzas, y de la Tradición de los Antiguos con sus leyes. Pero eran criterios insuficientes. Jesús no cabía allí dentro. ¡El era mayor! 
• Marcos 6,17-20. La causa del asesinato de Juan. Galilea, tierra de Jesús, era gobernada por Herodes Antipas, hijo del rey Herodes, el Grande, desde el 4 antes de Cristo hasta el 39 después de Cristo. ¡43 años en todo! Durante todo el tiempo que Jesús vivió, ¡no hubo mudanza en el Gobierno de Galilea! Herodes Antipas era dueño absoluto de todo y no rendía cuenta a nadie, hacía lo que le parecía. Prepotencia, falta de ética, poder absoluto, sin control de parte de la gente. Ahora bien quien mandaba en Palestina, desde el 63 antes de Cristo, era el Imperio Romano. Herodes, para no ser depuesto, procuraba agradar a Roma en todo. Insistía sobre todo en una administración eficiente que procurara dinero al Imperio. Su preocupación era su propia promoción y seguridad. Por esto, reprimía cualquier tipo de subversión. Flavio José, un escritor de aquella época, informa que el motivo de la prisión de Juan Bautista era el miedo que Herodes tenía a un levantamiento popular. A Herodes le gustaba ser llamado bienhechor del pueblo, pero en realidad era un tirano (cf. Lc 22,25). La denuncia de Juan contra él (Mc 6,18), fue la gota que hizo desbordar la copa, y Juan fue tomado preso. 
• Marcos 6,21-29: La trama del asesinato. ¡Aniversario y banquete de fiesta, con danzas y orgías! Era el ambiente en que se fraguaban las alianzas. La fiesta contaba con la presencia “de los grandes de la corte, de los oficiales y de las personas importantes de Galilea”. Y éste es el ambiente en el que se trama el asesinato de Juan Bautista. Juan, el profeta, era una denuncia viva de este sistema corrompido. Por esto, fue eliminado bajo el pretexto de un problema de venganza personal. Todo esto revela la flaqueza moral de Herodes. Tanto poder acumulado en la mano de un hombre ¡sin control sobre si mismo! En el entusiasmo de la fiesta y del vino, Herodes hizo un juramento liviano a una joven bailarina. Supersticioso como era, pensaba que debía mantener este juramento. Para Herodes, la vida de los súbditos no valía nada. Disponía de ellos como disponía de la posición de las sillas en su sala. Marcos cuenta el hecho tal cual y deja a las comunidades la tarea de sacar conclusiones.
4) Para la reflexión personal
• ¿Tu conoces casos de personas que han muerto víctimas de la corrupción y del dominio de los poderosos? Y en nuestra comunidad e iglesia, ¿hay víctimas de autoritarismo?
• Herodes, el poderoso que pensaba ser el dueño de la vida y de la muerte de la gente, era un gran supersticioso, con miedo ante Juan el Bautista. Era un cobarde ante los grandes. Un hombre corrompido ante la moza. Superstición, cobardía y corrupción marcaban el ejercicio del poder de Herodes. Compáralo con el ejercicio del poder religioso y civil en los varios niveles de la sociedad y de la Iglesia.
5) Oración final
Dios es íntegro en su proceder,
la palabra de Yahvé acrisolada,
escudo de quienes se acogen a él. (Sal 18,31)