sábado, 4 de septiembre de 2010

La ternura de Dios.


«No temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tú eres mío… eres precioso a mis ojos, eres estimado. Yo te amo (Is 43,1.4)
Dios nos mira con ternura, con la pasión de quien nos sabe frágiles, de quien ama lo que somos y al tiempo sabe que podemos rompernos en muchas circunstancias. Con la distancia de quien, estando cerca como nadie, al tiempo sabe que necesitamos nuestro espacio, nuestra autonomía, nuestra libertad. Con la preocupación de quien sufre con nuestras heridas, y con la fidelidad de quien no se aleja.  Sigue...........................¿Cómo, si no, serías Dios? Un Dios misericordioso… Un Dios padre, madre, alfarero, viñador paciente. Tú sabes ver el fruto antes de que surja, y a tu manera, sonríes y anhelas al adivinar las posibilidades en nosotros.

¿Alguna vez he experimentado esa mirada tierna de Dios? ¿Puedo intentar imaginar cómo me mira? ¿Qué ve? ¿Cómo cree en mí?