Tiempo Ordinario
1) Oración inicial Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.
2) Lectura del Evangelio de hoy :
Evangelio según San Mateo 14,13-21.
Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie.
Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: "Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos".
Pero Jesús les dijo: "No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos".
Ellos respondieron: "Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados".
"Tráiganmelos aquí", les dijo.
Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas.
Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Palabra del Señor
3) Reflexión• El cap. 14 de Mateo, que incluye el relato de la multiplicación de los panes, propone un itinerario que conduce al lector al descubrimiento progresivo de la fe en Jesús: va desde la falta de fe por parte de los paisanos de Jesús al reconocimiento del Hijo de Dios pasando por el don del pan. Los conciudadanos de Jesús están maravillados por su sabiduría, pero no comprenden que ésta actúa a través de sus obras. Teniendo incluso un conocimiento directo de la familia de Jesús, de su madre, hermanos y hermanas, no acaban de aceptar en Jesús sino su condición humana solamente: es el hijo del carpintero. Incomprendido en su patria, de ahora en adelante Jesús vivirá en medio de su pueblo al que dedicará toda su atención y solidaridad, curando y alimentando a las multitudes.
• Dinámica de la narración. Mateo narra acuradamente el episodio de la multiplicación del pan. El episodio está recluido entre dos expresiones de transición en las que se dice que Jesús se retira “aparte” de las muchedumbres, de los discípulos, de la barca (vv.13-14; vv.22-23). El v.13 no sólo sirve como transición sino que ofrece el motivo por el que Jesús se halla en un lugar desierto. Esta estrategia sirve para concretar el ambiente en el que tiene lugar el milagro. El evangelista centra el relato en la muchedumbre y en la actitud de Jesús respecto a la misma.
• Jesús se conmueve en su interior. En el momento en que llega, Jesús se encuentra con una muchedumbre que lo espera; al ver a las muchedumbres se conmueve y cura a sus enfermos. Es una muchedumbre “cansaba y abatida como ovejas sin pastor” (9,36; 20,34) El verbo que expresa la compasión de Jesús es verdaderamente expresivo: a Jesús “se le hace pedazos el corazón”; corresponde al verbo hebreo que expresa el amor visceral de la madre. Es el mismo sentimiento que tuvo Jesús ante la tumba de Lázaro (Jn 11,38). La compasión es el aspecto subjetivo de la experiencia de Jesús, que se hace efectiva con el don del pan.
• El don del pan. El relato de la multiplicación de los panes se abre con una expresión, “al atardecer” (v.15) que también introduce el relato de la última cena (Mt 26,20) y el de la sepultura de Jesús (Mt 27,57). Por la tarde, pues, invita Jesús a los apóstoles a dar de comer a la multitud. En medio del desierto lejano de las aldeas y de las ciudades. Jesús y los discípulos se hallan ante un problema humano muy fuerte: dar de comer a la numerosa multitud que sigue a Jesús. Pero ellos no pueden abastecer las necesidades materiales de la muchedumbre sin el poder de Jesús. Su inmediata respuesta es mandarlos a casa. Ante los límites humanos, Jesús interviene y realiza el milagro saciando a todos los que lo siguen. Dar de comer es aquí la respuesta de Jesús, de su corazón que se hace pedazos ante una necesidad humana muy concreta. El don del pan no sólo es suficiente para saciar a la multitud, sino que es tan abundante que hay que recoger las sobras. En el v.19b aparece que Mateo dio un significado eucarístico al episodio de la multiplicación de los panes: “y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos”; el papel de los discípulos también queda muy evidente en la función de mediación entre Jesús y la multitud: “y los discípulos lo distribuyeron a la gente” (v.19c). Los gestos que acompañan al milagro son idénticos a los que Jesús adoptará más tarde en la “noche en que fue entregado”: levanta los ojos, bendice el pan, lo parte. De aquí se deduce el valor simbólico del milagro: puede considerarse una anticipación de la eucaristía. Además, dar de comer a la multitud por parte de Jesús es un “signo” de que él es el mesías y de que prepara un banquete de fiesta para toda la humanidad. De Jesús, que distribuye los panes, aprenden los discípulos el valor del compartir. Es un gesto simbólico que contiene un hecho real que va más allá del episodio mismo y se proyecta hacia el futuro: el don de nuestra eucaristía diaria, en la que revivimos aquel gesto del pan partido, es necesario que sea reiterado a lo largo de la jornada.
• Dinámica de la narración. Mateo narra acuradamente el episodio de la multiplicación del pan. El episodio está recluido entre dos expresiones de transición en las que se dice que Jesús se retira “aparte” de las muchedumbres, de los discípulos, de la barca (vv.13-14; vv.22-23). El v.13 no sólo sirve como transición sino que ofrece el motivo por el que Jesús se halla en un lugar desierto. Esta estrategia sirve para concretar el ambiente en el que tiene lugar el milagro. El evangelista centra el relato en la muchedumbre y en la actitud de Jesús respecto a la misma.
• Jesús se conmueve en su interior. En el momento en que llega, Jesús se encuentra con una muchedumbre que lo espera; al ver a las muchedumbres se conmueve y cura a sus enfermos. Es una muchedumbre “cansaba y abatida como ovejas sin pastor” (9,36; 20,34) El verbo que expresa la compasión de Jesús es verdaderamente expresivo: a Jesús “se le hace pedazos el corazón”; corresponde al verbo hebreo que expresa el amor visceral de la madre. Es el mismo sentimiento que tuvo Jesús ante la tumba de Lázaro (Jn 11,38). La compasión es el aspecto subjetivo de la experiencia de Jesús, que se hace efectiva con el don del pan.
• El don del pan. El relato de la multiplicación de los panes se abre con una expresión, “al atardecer” (v.15) que también introduce el relato de la última cena (Mt 26,20) y el de la sepultura de Jesús (Mt 27,57). Por la tarde, pues, invita Jesús a los apóstoles a dar de comer a la multitud. En medio del desierto lejano de las aldeas y de las ciudades. Jesús y los discípulos se hallan ante un problema humano muy fuerte: dar de comer a la numerosa multitud que sigue a Jesús. Pero ellos no pueden abastecer las necesidades materiales de la muchedumbre sin el poder de Jesús. Su inmediata respuesta es mandarlos a casa. Ante los límites humanos, Jesús interviene y realiza el milagro saciando a todos los que lo siguen. Dar de comer es aquí la respuesta de Jesús, de su corazón que se hace pedazos ante una necesidad humana muy concreta. El don del pan no sólo es suficiente para saciar a la multitud, sino que es tan abundante que hay que recoger las sobras. En el v.19b aparece que Mateo dio un significado eucarístico al episodio de la multiplicación de los panes: “y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos”; el papel de los discípulos también queda muy evidente en la función de mediación entre Jesús y la multitud: “y los discípulos lo distribuyeron a la gente” (v.19c). Los gestos que acompañan al milagro son idénticos a los que Jesús adoptará más tarde en la “noche en que fue entregado”: levanta los ojos, bendice el pan, lo parte. De aquí se deduce el valor simbólico del milagro: puede considerarse una anticipación de la eucaristía. Además, dar de comer a la multitud por parte de Jesús es un “signo” de que él es el mesías y de que prepara un banquete de fiesta para toda la humanidad. De Jesús, que distribuye los panes, aprenden los discípulos el valor del compartir. Es un gesto simbólico que contiene un hecho real que va más allá del episodio mismo y se proyecta hacia el futuro: el don de nuestra eucaristía diaria, en la que revivimos aquel gesto del pan partido, es necesario que sea reiterado a lo largo de la jornada.
4) Para la reflexión personal• ¿Te esfuerzas por realizar gestos de solidaridad hacia los que están cerca de tí compartiendo el camino de la vida? Ante los problemas concretos de tus amigos o parientes, ¿sabes ofrecer tu ayuda y tu disponibilidad a colaborar para encontrar vías de solución?
• Jesús, antes de partir el pan, eleva los ojos al cielo: ¿sabes tú dar gracias al Señor por el don diario del pan? ¿Sabes compartir tus bienes con los demás, especialmente con los pobres?
• Jesús, antes de partir el pan, eleva los ojos al cielo: ¿sabes tú dar gracias al Señor por el don diario del pan? ¿Sabes compartir tus bienes con los demás, especialmente con los pobres?
5) Oración finalAléjame del camino de la mentira
y dame la gracia de tu ley.
No apartes de mi boca la palabra veraz,
pues tengo esperanza en tus mandamientos. (Sal 119,29.43)
y dame la gracia de tu ley.
No apartes de mi boca la palabra veraz,
pues tengo esperanza en tus mandamientos. (Sal 119,29.43)