jueves, 24 de junio de 2010

Lectio Divina : Jueves 24 de Junio : 12ª Semana del Tiempo Ordinario : Isaías 49, 1-6 (Tiempo Ordinario - Ciclo C )


Lectio Divina :
Jueves 24 de Junio 2010 
Primera Lectura :


+ Lectio :
Isaías 49, 1-6
Escúchenme, islas;
pueblo lejanos, atiéndanme.
El Señor me llamó desde el vientre de mi madre;
cuando aún estaba yo en el seno materno,
él pronunció mi nombre.

Hizo de mi boca una espada filosa,
me escondió en el sombra de su mano,
me hizo flecha puntiaguda,
me guardó en su aljaba y me dijo:
"Tú eres mi siervo, Israel;
en ti manifestaré mi gloria".
Entonces yo pensé: "En vano me he cansado,
inútilmente he gastado mis fuerzas;
en realidad mi causa estaba en manos del Señor,
mi recompensa la tenía mi Dios".

Ahora habla el Señor,
el que me formó desde el seno materno,
para que fuera su servidor,
para hacer que Jacob volviera a él
y congregar a Israel en torno suyo
tanto así me honró el Señor
y mi Dios fue mi fuerza.
Ahora, pues, dice el Señor:
"Es poco que seas mi siervo
sólo para restablecer a las tribus de Jacob
y reunir a los sobrevivientes de Israel;
te voy a convertir en luz de las naciones,
para que mi salvación llegue
hasta los últimos rincones de la tierra".
Palabra de Dios

Sigue........

+ Meditatio

Nuevamente el Señor nos recuerda que es él precisamente quien vence nuestras batallas, que en vano nos esforzamos, cuando su poder es el que nos da la victoria. Y es que Dios nos ha escogido y nos ha llamado a vivir en su plenitud, por ello el gran error del hombre es el querer ser autosuficiente, el buscar la independencia de todo y de todos, incluso del mismo Dios. Precisamente con Dios somos más que vencedores; Jesús para esto murió y resucitó, para que en él tengamos la victoria sobre nuestros pecados y debilidades.

Aprovechemos esta semana para intensificar nuestra relación con Dios. Conozcámoslo más cada día y no solo de "oídas", sino como una experiencia personal. Preparémonos constantemente, intensificando nuestra oración y buscando que la victoria de Dios se manifieste en nuestra caridad para con los demás.


+ Oratio


Señor, sé muy bien que tú peleas mis batallas, sé también que si tú no eres quien me edifica, en vano me cansaría esforzándome, por eso me abandono a tu victoria admirable, me declaro más que vencedor en ti, me declaro limpio, sano, purificado por tu sangre. Te pido, Señor, que a la hora de la tentación me revistas de tu armadura y pueda resistir firme en la fe.


+ Operatio


Este día, a la hora de cualquier tentación, diré en mi interior: soy más que vencedor en Cristo y resistiré sin caer.