lunes, 23 de junio de 2025

"La Nube del No-Saber"

 


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"La Nube del No-Saber", obra de un perspicaz autor anónimo inglés del siglo XIV, es una guía espiritual de notable fuerza y talento literario. Escrito en un siglo famoso por figuras de la espiritualidad como Richard Rolle, Juliana de Norwich, Walter Hilton, Maestro Eckhart, Juan Taulero, Enrique Suso, Jan van Ruysbroeck, Jacopone da Todi y Catalina de Siena, este tratado nunca ha perdido su lugar de honor entre los clásicos espirituales de lengua inglesa.

La esencia de este trabajo reside en su mensaje subyacente: para conocer a Dios, uno debe ser lo suficientemente valiente como para abandonar la consideración de Sus actividades y atributos, entregando la mente y el ego a la esfera de "lo desconocido". Es en este espacio donde, según el autor, se puede comenzar a vislumbrar la naturaleza de Dios. Este libro enseña la oración contemplativa que trasciende la idea y la imagen, adentrándose en una "nube supraconceptual del no-saber". El autor es radical en su rechazo a la conceptualización, sugiriendo que "todo concepto, todo pensamiento y toda imagen han de ser sepultados bajo una nube de olvido". Mientras tanto, nuestro "amor desnudo" –despojado de pensamiento– debe elevarse hacia Dios, quien permanece oculto en la Nube del No-Saber.

El autor enfatiza que esta obra es una profunda inmersión en el silentium mysticum, un concepto que él mismo reconoce a través de la obra de Dionisio. La metodología propuesta incluye la focalización del deseo en una "palabra sagrada" como "Dios" o "Amor", para "golpear la nube de la oscuridad" y "dominar todas las distracciones", fijándolas en la "nube del olvido". Este enfoque en la meditación más allá del pensamiento la hace especialmente relevante en el mundo moderno.

Es crucial entender que esta obra no está dirigida a cualquiera. El autor impone una "seria responsabilidad y las más severas sanciones que puedan soportar los lazos del amor" a quien tenga este libro en sus manos. Está destinado a personas que, "por encima y más allá de las buenas obras, se han resuelto a seguir a Cristo [...] hasta las más íntimas profundidades de la contemplación", y que han sido "fieles durante algún tiempo a las exigencias de la vida activa". No es para los chismosos, aduladores, escrupulosos, alcahuetes, entrometidos, hipercríticos o simplemente curiosos. Se insta al lector a tomarse el tiempo necesario para leerlo "del principio al fin", ya que "ciertos capítulos no tendrán consistencia por sí mismos y exigen la explicación dada en otros para completar su significado".

Para aquellos que sienten la misteriosa acción del Espíritu moviéndolos al amor y que "de vez en cuando gustan algo de ese amor contemplativo en el centro mismo de su ser", este libro servirá de "gran estímulo y aliento". Este tratado es una invitación a vivir la vocación de amor en sus más altas cimas, un camino que, aunque difícil al principio sin una gracia especial, promete una profunda experiencia de Dios y una purificación del espíritu.


Los susurros del demonio



01. No pasa nada si eso te hace feliz.
02. Dios es un sentimiento y no religión, la religión no salva.
03. No existen las verdades absolutas.
04. El diablo no existe.
05. Todos somos hijos de Dios pase lo que pase.
06. Todas las religiones llevan a Dios.
07. Los dogmas nos unen a la ignorancia.
08. ¿Por qué confesarle a un hombre cuando puedes hablar con Dios directamente?
09. Es mi cuerpo y yo decido.
10. ¿Para qué bautizar al bebé? Espera hasta que haya crecido y que él elija lo que quiere.
11. María murió como todas las mujeres.
12. El infierno es un invento medieval
13. El Purgatorio es un invento de la Iglesia para sacarle el dinero a los fieles.
14. ¿Para que ir a misa? Solo hay hipócritas!
15. ¿Por qué casarse? El amor no tiene compromisos.
16. Solo se vive una vez, disfruta la vida antes de arrepentirte.
17. No hay manera. Dios nunca te perdonará.
18. Tener familia es cosa del pasado.
19. ¡No te preocupes! Cuando mueres, termina ahí, no hay nada después.
20. Su alma ya está en el Cielo, ¿para que rezar por el?

Las constelaciones familiares son compatibles con la fe católica?


Las constelaciones familiares son una técnica pseudoterapéutica creada por Bert Hellinger, un exsacerdote alemán que, tras abandonar la Iglesia y adoptar influencias de corrientes esotéricas, desarrolló esta práctica mezclando elementos del psicoanálisis, la fenomenología, el chamanismo y creencias orientales sobre las “energías” del clan familiar. Según esta teoría, los conflictos personales (ansiedad, enfermedades, rupturas, adicciones, etc.) no son solo fruto de la historia individual, sino de “lealtades invisibles” con los miembros del sistema familiar, incluso de generaciones pasadas. Así, si un bisabuelo fue rechazado o un tío fue excluido, esa "desarmonía" afecta inconscientemente al individuo hoy. La solución, según esta propuesta, es “reordenar el sistema familiar” mediante una representación escénica en grupo, donde personas desconocidas asumen el papel de padres, abuelos o hermanos, y por medio de frases rituales y movimientos simbólicos, se “sana” el sistema.

Este método ha ganado popularidad entre católicos por varias razones. Primero, porque toca una realidad profundamente humana: el deseo de comprender y sanar las heridas familiares. Segundo, porque ofrece una experiencia intensa y emocionalmente catártica, que muchos confunden con una experiencia espiritual. Y tercero, porque emplea un lenguaje aparentemente compatible con la fe: habla de “orden”, de “reconciliación”, de “honrar a los padres”, de “sanar el linaje”... todo eso puede sonar cristiano, pero está lejos de serlo.

El gran problema es que las constelaciones familiares parten de una antropología que niega o sustituye la verdad revelada. Se enfocan en las "energías" del sistema familiar, no en la libertad personal ni en la gracia. Ignoran el pecado original, como raíz profunda de todo desorden en el alma y en la familia, y desplazan la responsabilidad individual hacia un determinismo espiritual disfrazado de psicología. No se busca el arrepentimiento, ni el perdón sacramental, ni la sanación por Cristo. Se pretende "sanar" a través de actos simbólicos que bordean lo ritual, muchas veces siniestramente parecidos a prácticas ocultistas.

La Iglesia ha advertido de los peligros de este tipo de métodos, porque pueden abrir puertas a influencias espirituales indebidas, generar confusión doctrinal y alejar a las personas de los sacramentos, de la confesión y de la verdadera conversión del corazón. La sanación del alma no se logra con frases teatrales dirigidas a un "abuelo que sufrió en la guerra", sino con una vida nueva en Cristo, con humildad, perdón y entrega total a la gracia.

La fe católica no necesita constelaciones, porque tiene luz más que suficiente en la Revelación. Lo que sana el alma no es la energía del sistema familiar, sino la Sangre de Cristo.

Quien quiera sanar su historia familiar, no necesita invocar ancestros: necesita confesar sus pecados, perdonar con el corazón… y permitir que Cristo reine en su árbol genealógico.

sábado, 21 de junio de 2025

Ostrov, la isla. 2006. (Película recomendada)


 Anatoli, un marinero capturado por los nazis en 1942, es obligado a cometer un imperdonable acto de barbarie. Treinta años más tarde corren rumores de que un hombre santo, conocido como el padre Anatoli, que vive en una isla casi desierta, es capaz de hacer milagrosas curaciones y puede ver el futuro. Así, una joven poseída por demonios llega hasta la isla en busca de ayuda. (FILMAFFINITY)

Asociación Internacional de Exorcistas (AIE) ha desaconsejado la lectura del libro «Las seis puertas del enemigo» del P. Luzón

En el informe, los expertos en el ministerio del exorcismo advierten con firmeza que la obra no puede considerarse un manual fiable ni una fuente adecuada para el acompañamiento espiritual, por contener doctrinas, prácticas y afirmaciones contrarias a la enseñanza oficial de la Iglesia católica. El informe detalla una amplia variedad de errores, distribuidos en cinco grandes apartados: comunicación con los difuntos, sanación intergeneracional, clasificación de demonios, las llamadas seis puertas, y prácticas rituales.

1. Comunicación entre vivos y difuntos: doctrinas contrarias al Catecismo

La AIE denuncia que el autor sostiene que existen vínculos activos entre vivos y muertos, lo cual se manifiesta en fenómenos como mediumnidad, apariciones o interacciones en exorcismos. Entre los casos citados:

  • Bebés abortados que no habrían podido alcanzar el cielo por sentimientos de rencor hacia quienes los abortaron. Se dice que estos «almas perdidas» requieren ser “liberadas” con oraciones específicas.

  • Almas del purgatorio que se rebelarían por no aceptar su situación, llegando a manifestarse de forma agresiva a través de personas vivas.

  • Almas condenadas que actuarían con rabia sobre sus descendientes y colaborarían con los demonios.

La AIE responde recordando que:

  • No hay “biografía postmortal” tras la muerte (Catecismo 1021-1022).

  • Las manifestaciones post mortem descritas por el autor no tienen fundamento doctrinal.

  • Las almas del purgatorio, según la Iglesia, no pueden perturbar a los vivos.

  • Los demonios pueden fingir ser almas humanas, como enseñó Santo Tomás de Aquino.

2. Sanación intergeneracional y ataduras ancestrales: una práctica rechazada por la Iglesia

Javier Luzón propone que ciertos males físicos, espirituales o emocionales se deben a “cargas epigenéticas” heredadas de antepasados, y que pueden eliminarse con oraciones específicas. Cita ejemplos como:

  • Ruinas económicas, abusos sexuales, fracasos matrimoniales o enfermedades atribuibles a “pecados graves” cometidos por antepasados no arrepentidos.

  • Oraciones para que «las aguas del Bautismo fluyan a través de todas las generaciones pasadas».

  • Manifestaciones de espíritus de familiares que habrían sido brujos, como el caso de una bisabuela que lloraba y pedía perdón a través del poseído.

La AIE y diversas conferencias episcopales (España, Francia, Polonia) contradicen estas afirmaciones con fuerza:

  • No hay transmisión espiritual hereditaria de pecados (Nota doctrinal CEE 2024).

  • La «comunión de los santos» transmite bienes espirituales, no culpas.

  • Estas prácticas pueden generar confusión psicológica y culpabilización injusta de antepasados.

  • Se desaconsejan las Misas con intención de sanar generaciones anteriores.

3. Clasificación jerárquica de demonios y niveles de posesión: una teoría personal

El libro describe una jerarquía demoníaca detallada, con nombres como Satanás, Lucifer, Belcebú, Leviatán, Muerte, Lilith, entre otros, atribuyéndoles funciones específicas.

También distingue entre tipos de posesión según niveles de la psique: consciente, subconsciente, inconsciente, infraconsciente.

La AIE responde:

  • La Iglesia reconoce la existencia de los demonios, pero no clasifica sus jerarquías con esa precisión.

  • No se puede afirmar que unos demonios sean “más poderosos” según el daño causado en exorcismos, ya que solo actúan en la medida en que Dios lo permite.

  • Tales clasificaciones pueden inducir a superstición o desviar la atención de lo esencial: la gracia de Dios.

4. Las seis puertas del enemigo: doctrina sin respaldo eclesial

Luzón postula que el demonio accede a las personas a través de seis puertas: pecado, ocultismo, rencor, maleficios, heridas de seno materno y ataduras ancestrales. Entre sus afirmaciones más polémicas:

  • El aborto o el abuso durante la gestación generan heridas espirituales que abren estas puertas.

  • El lado del cuerpo donde se siente el mal (izquierdo o derecho) indicaría si la atadura proviene del padre o de la madre.

  • El demonio actúa incluso cuando hay práctica religiosa, si existen esas puertas abiertas.

La AIE objeta:

  • Las causas señaladas pueden predisponer a una acción demoníaca, pero no son causas eficientes ni suficientes.

  • Algunas, como las «heridas de seno materno» o las «ataduras ancestrales», no tienen fundamento doctrinal.

  • La liberación espiritual no depende del conocimiento de la causa que abrió la puerta.

5. Ritos y oraciones propuestos: desviaciones litúrgicas graves

El autor propone múltiples prácticas no incluidas en el Ritual de Exorcismos:

  • Rituales simbólicos como «esferizar» demonios en esferas selladas con la Sangre de Cristo, o «triturarlos» con la espada de san Miguel.

  • Objetos introducidos espiritualmente en el cuerpo (cascos, lanzas, cadenas, etc.) que deben ser “extraídos” en oración.

  • Telas con palabras de Cristo cosidas al pijama, previamente exorcizadas.

  • Poseídos apartados de la vida litúrgica como medida de protección espiritual.

  • Imposición de manos por laicos o sacerdotes con “vida doble” que transferirían “influencias negativas”.

  • Órdenes específicas a los demonios sobre dónde deben ir, aduciendo que el Ritual es insuficiente al respecto.

La AIE considera todas estas prácticas como ajenas al ritual aprobado y con riesgo de superstición. Recuerda que:

  • La eficacia del exorcismo no depende de acciones simbólicas sino de la autoridad de Cristo conferida por la Iglesia.

  • El poseído no debe ser automáticamente excluido de la vida litúrgica.

  • No hay base doctrinal para temer “transmisión de males” en la imposición de manos.

  • La liturgia no contempla ordenar a los demonios adónde deben ir, ni impone fórmulas fuera del rito oficial.

Conclusión: un libro que puede inducir a error, superstición y daño espiritual

La Asociación Internacional de Exorcistas concluye que Las seis puertas del enemigo no debe ser utilizado ni como manual formativo ni como guía espiritual. Aunque el autor cita doctrina de la Iglesia y documentos del Magisterio, muchas de sus afirmaciones se basan en su experiencia personal y en fuentes teológicas no reconocidas.

Por tanto, la AIE exhorta a los exorcistas y a todos los agentes pastorales a evitar este texto y a ceñirse exclusivamente a la doctrina y rituales aprobados por la Iglesia, para no inducir a los fieles a errores doctrinales ni a prácticas espirituales perjudiciales.

Texto completo de la nota de la AIE sobre el libro del P. Luzón (sin notas al pie de página)